Entre el 15 de marzo y el 17 de abril el Museo Benito Quinquela Martín del barrio porteño de La Boca. (Av. Pedro de Mendoza 1835) alojará una exposición sobre la obra de Sergio Izquierdo Brown, un emblemático ilustrador argentino que colaboró en publicaciones históricas como Satiricón y Humor Registrado.
Desde el Ministerio de Educación porteño se informó que la exposición se inaugurará este sábado 15 de marzo a las 13.30, en la sala Santiago Stagnaro.
Las obras en exhibición fueron prestadas por el Centro de Historieta y Humor Gráfico Argentinos de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno.
Fuentes del museo informaron sobre la muestra: “Como muchos artistas, inició su carrera en la publicidad, realizando ilustraciones y storyboards para la agencia Gil & Bertollini. Allí conoció a Oscar Grillo y a Oscar Blotta padre, quien lo contactaría con su hijo Oscar y con Andrés Cascioli, el mítico director de la revista Satiricón y, más tarde, de la revista Humor. A partir del tercer número de Satiricón comenzó a colaborar con ilustraciones, adentrándose por primera vez en un tipo de dibujo ajeno a la publicidad”.
“Sin formación específica, se convirtió en caricaturista de un día para otro. También incursionó en el humor gráfico con las tiras El Marqués de Sade (con guion de Oscar Blotta) y La Pochi, ligera pa’ los mandados (con guion de Rolando Hanglin). Cuando Satiricón fue clausurada por orden de Isabel Perón, trabajó en publicaciones como Mengano, Ratón de Occidente y Chaupinela, hasta que finalmente desembarcó en la Revista Humor”, se repasó sobre la vida del autor.
“En los años 70 y 80, estas revistas eran un hervidero de vida cultural, con una mirada alternativa y cuestionadora del establishment. Los más grandes humoristas, intelectuales y dibujantes interactuaban potenciando el arte de cada uno. A pesar de no tener experiencia previa en caricatura, la agudeza humorística de sus dibujos y la fuerza de sus tapas convirtieron a las revistas en best sellers”, indicaron en el museo.
“Al inicio de su carrera, confiaba en su destreza para el dibujo, pero no tanto en su habilidad para el color. Por eso, muchas de sus tapas icónicas fueron coloreadas por Andrés Cascioli o Carlos Nine. Con el tiempo, su confianza creció y se animó a llenar de color sus obras. Su falta de formación lo llevó a usar materiales poco convencionales. A menudo dibujaba con lo que tenía a mano y con lo que le resultaba cómodo. Usó mucho las biromes rojas y azules, e incluso las biromes policromáticas de ocho colores”, concluyeron en el Quinquela Martin.
Con respecto al Centro de Historieta y Humor Gráfico Argentinos de la Biblioteca Nacional, de manera institucional se informa: “El Centro de Historieta y Humor Gráfico Argentinos adquiere, identifica y colecciona para su preservación, conservación, estudio, valorización y difusión, la producción historietística y humorística argentina como parte sustancial de la riqueza cultural de nuestro país”.
Se resalta que “es el único fondo documental público y nacional abarcativo de toda la producción histórica de estos medios y lenguajes en la Argentina”: “Su acervo, tanto en soportes analógicos como digitales, se compone de obras de referencia y estudio, catálogos y folletería, publicaciones temáticas, fanzines y ediciones limitadas artesanales y/o autogestionadas. Además, incluye guiones, dibujos, maquetas, matrices de impresión, merchandising, publicidad, documentos personales y comerciales como así también producciones audiovisuales. En el centro se producen, asimismo, dossiers y catálogos, y se recogen testimonios de producciones en todo el territorio nacional”.
“Entre otros archivos y colecciones personales se destacan por su volumen los de Eugenio Zoppi, Alberto Romero, Alberto Broccoli, Adolfo Mazzone, Alberto Cognigni, Alejandro Del Prado (Calé), Rubén Sosa, Francisco Solano López, Juan Zanotto, Raúl Roux, Joaquín Lavado (Quino), Roberto Fontanarrosa, Pedro Vilar, Carlos Garaycochea, Jorge Limura, Oscar Blotta, Guillermo Mordillo, Carlos Killian, Sergio Izquierdo Brown, Lino Palacio, entre muchos otros, así como obras diversas del equipo de la revista Hortensia, guiones de Héctor Oesterheld, las bibliotecas de Carlos Trillo y de Fernando Gómez (Nando) y el archivo de trabajo del historiador del humor argentino Enrique Vázquez Lucio (Siulnas)”, resaltan sus referentes.
