La Ciudad de Buenos Aires y el Instituto de Trasplante presentaron en la Plaza de la República la obra “No hay más tiempo”, una muestra visual instalada frente al Obelisco con el objetivo de concientizar sobre la importancia de la donación de órganos y la urgencia que atraviesan las personas que esperan un trasplante.
Una intervención que representa la espera eterna
La instalación del artista Matías Sivori está compuesta por dos camas hospitalarias, una de adulto y otra pediátrica. Sobre ellas se ubican dos corazones anatómicos que simbolizan a quienes aguardan recibir un órgano.
En el centro de cada corazón, un contador digital en cuenta regresiva marca el paso del tiempo que se agota, una metáfora directa del límite extremo al que llegan miles de pacientes en todo el país.
La urgencia en números
Durante la presentación, el presidente del Instituto de Trasplante, Fernando Cichero, destacó la gravedad de la situación:
“Cerca de 8.000 personas necesitan un órgano en la Argentina, de ellos 200 son niños. La gente lamentablemente muere esperando un órgano: cerca del 20% de quienes necesitan un corazón o un pulmón fallecen en lista de espera”.
Por eso, remarcó, la concientización “debe ser permanente”.
La actividad contó también con la presencia del escultor Matías Sívori y de la legisladora porteña Patricia Glize, autora de la ley que instituye cada 4 de diciembre como Día de la Persona Trasplantada en la Ciudad.
Un día para informar y concientizar
El Instituto de Trasplante es el organismo responsable de coordinar, regular y desarrollar los procesos de donación y trasplante en la Ciudad, garantizando transparencia y equidad en la procuración e implante de órganos.
En septiembre, la Legislatura porteña aprobó la Ley N.º 6.838, que establece el Día de la Persona Trasplantada con el objetivo de promover actividades de información y sensibilización sobre los derechos de quienes atravesaron un trasplante.
Una metáfora visual que interpela
La intervención artística frente al Obelisco funciona como un llamado urgente a aumentar la cantidad de donantes en la Argentina. Con su contundente simbolismo, la obra invita a reflexionar sobre el valor del tiempo para quienes esperan una oportunidad para vivir.


