La centenaria casona de Iberá y Crámer, en el barrio de Núñez, fue puesta en venta y se pide por ella la suma de U$S960.000.
Se trata de un inmueble icónico para la zona, incluido el barrio de Saavedra. Por un lado, se destaca su arquitectura singular, de principios del siglo XIX, con alusiones inglesas y de Países Bajos. De hecho, está catalogado por el GCBA como una construcción singular. Significa que no se puede demoler, modificar su fachada o volumetría.
En particular, se trata de un sitio con mucha historia local porque allí vivió Eduardo Mauricio Pereira Ramírez (1899-1988), un destacado médico pediatra y cirujano que trabajó en el Hospital Pirovano del barrio de Coghlan. Allí mismo se criaron tres generaciones de esta familia.
Pereira Ramírez además tenía un consultorio en la planta baja de la vivienda, en el cual atendía a pacientes de todos los barrios cercanos. Eran consultas de rutina e incluso urgencias a cualquier hora. El mismo fue conservado hasta el día de hoy por sus nietos.
Entre las pertenencias a destacar hay una carta que le envió Juan Domingo Perón en 1955: “Me es altamente grato hacerle llegar mi profundo reconocimiento en nombre del pueblo a cuyo servicio deben estar siempre los afanes y el sacrificio de los médicos que son conscientes de su elevada responsabilidad”.
Según se informa, la casona se construyó entre 2921 y 1925. En adelante vivió la familia de Pío Parolo hasta 1933.
Luego se la alquiló a la familia Pereira Ramírez, que la compró a fines de los años 30. Desde entonces, allí vivieron sus tres generaciones.
Los diarios de esta semana informan que se encuentra en venta la casona de la esquina de Cramer e Iberá. Se trata de una propiedad de 299 m2, construida en 1925. Su antiguo dueño fue un pediatra muy conocido en el barrio, cuya familia habitó la casa durante tres generaciones. pic.twitter.com/OhiYCEjVDu
— Nuevos BAires (@NuevosBAires) October 18, 2022
Por medio de la empresa Remax se puso en venta la propiedad. Si bien no se la puede demoler para hacer un edificio de altura, como suele pasar con la mayoría de las construcciones antiguas en CABA, hay expectativas de que pronto tenga nuevos usos.
Así, la agente inmobiliaria Carola Meaca dijo a Clarín: “Es una casa única, claro que es un desafío. Lo imagino como un espacio que podría funcionar muy bien para un centro estético o un centro médico. También como un espacio cultural o gastronómico, y un estudio de arquitectura o de diseño. Los ambientes son muy amplios y una iluminación natural que es increíble”.