(Por Carlos Aletto) Los diversos Borges que aparecen en cada época y con cada nueva lectura se reflejarán del 8 al 12 de agosto en la segunda edición del Festival que lleva el nombre del escritor, a través de las miradas de especialistas como Beatriz Sarlo, María Rosa Lojo, Jorge Fondebrider, Mariela Blanco y Silvia Hopenhayn, quienes a propósito del ciclo dedicado al autor de “Ficciones” explican la centralidad y la influencia del cuentista y poeta argentino desde la década del 40 a nuestros días.
La segunda edición del Festival se llevará a cabo en el marco del 123º aniversario del nacimiento del autor y sus catorce actividades programadas serán gratis. Participarán del encuentro figuras nacionales e internacionales. Desde España el escritor Javier Cercas y el poeta Luis García Montero. De Italia el académico Federico Favali. También dirá presente la profesora francesa Mariana Di Ció. De Argentina participarán además de los mencionados Alberto Manguel, Alberto Rojo, Sebastián Cardemil Muchnik, Magdalena Cámpora, Lucas Adur y Marcos Liyo.
Al protagonista del célebre cuento de Jorge Luis Borges “Funes el memorioso” le molestaba que “el perro de las tres y catorce (visto de perfil) tuviera el mismo nombre que el perro de las tres y cuarto (visto de frente)”, porque en ese río de cambios el animal ya era otro. Y según su poema “Heráclito”, el filósofo presocrático descubre que si bien el río cambia “él también es un río y una fuga”. Durante el Festival Borges aparecerán múltiples Borges, como si fueran mutando también en contacto con cada nueva mirada y cada nuevo tiempo que lo recupera.
Así, será posible acercarse al poeta aceptado y luego rechazado por sus pares, que la perspectiva de Jorge Fondebrider. Un Borges diferente al escritor que fue central en las décadas del cuarenta y cincuenta según plantea Mariela Blanco, tan distante también del cuentista candidato al Premio Nobel que ocupa la centralidad en las décadas de los sesenta y setenta, de acuerdo al recorte de Beatriz Sarlo, así como del Borges conferencista y de participación masiva en los medios y al escritor de policiales (Silvia Hopenhayn). Distinto también es el que encuentra su destino sudamericano en el recorrido que hace María Rosa Lojo). Hoy parece haber millones de Borges de ese Borges para millones que fue en los setenta.
El poeta Jorge Fondebrider explica a Télam que cuando el escritor empezó a publicar poemas en Argentina, inmediatamente fue bien recibido por sus contemporáneos e incluso llamó la atención de algunos de los poetas de la generación anterior. Dice el especialista que Borges “de alguna forma instaló una cierta idea de Buenos Aires en la poesía argentina que, con el tiempo, fue abandonando y que produjo el desencanto de sus pares”.
“Luego, produjo una serie de cambios bastante violentos en su poesía inicial, atribuyéndoselos al joven que había escrito esos poemas, que ahora era un hombre maduro y completamente formado -apunta Fondebrider a Télam-. Ambas cuestiones motivaron el repudio de otros poetas argentinos que, no sólo quedaron mal parados, sino a los que Borges, luego de cortejarlos, ridiculizó”.
El Borges de los 40: una presencia pública que se multiplica en escritos y conferencias
La crítica e investigadora Mariela Blanco explica que cuando Borges, en las décadas del 40 y del 50, publicaba asiduamente en los diarios, colaboraba con revistas, dirigía “Los Anales de Buenos Aires” (1946/1947), integraba jurado de concursos, realizaba cuantiosas traducciones y también daba conferencias en Montevideo y en muchos lugares del país. “La cuestión de su peso en el campo intelectual comienza a ser cada vez más demostrable, más allá de todo lo ya dicho sobre su importancia a nivel simbólico, luego de revolucionar el campo de la narrativa rioplatense a partir de sus cuentos más distintivos”, señala.
Según el equipo de investigación que integra la especialista, entre 1949 y 1955 Borges ofreció más de doscientas conferencias entre Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Bahía Blanca, Tucumán, Santiago del Estero y localidades más pequeñas como Azul u Olavarría. “Llegaba en tren y se sentaba detrás de un escritorio a hablarle al público con un tono monótono y confidencial, según los testimonios de momento, gracias a una poderosa red de instituciones que lo recibían y trataban como a una celebridad”, detalla Blanco.
En busca de la masividad tardía
La crítica Beatriz Sarlo explica a Télam que a partir de los 60 los medios de comunicación más masivos hicieron difusión de “Borges como el gran escritor nacional”. Y fundamenta: “Roberto Arlt en ese momento era un escritor que funcionaba mejor para los lectores y por lo tanto Borges -que es un escritor muy difícil- no tenía circulación, pero fue el impacto de la circulación mediática lo que aumentó el número de lectores. Es una ocasión en la cual afortunadamente los medios intervinieron difundiendo al más grande escritor del siglo veinte argentino”. Para la autora de “Una modernidad periférica” los dos grandes escritores en la historia argentina son “Sarmiento en el siglo diecinueve y Borges en el veinte”.
En la década del 60, Borges era un autor muy conocido en Europa: recibía premios, reconocimientos, ediciones completas de una revista. Sarlo explica que eso repercutía sobre su difusión en Buenos Aires: “No se publicaba en Buenos Aires lo que se escribía en Francia sobre Borges, pero sí se sabía que en Francia se publicaba a Borges como escritor central de la literatura del siglo veinte. Esa repercusión internacional que Cortázar tuvo muy tempranamente a Borges le llegó bastante tarde”, sostiene.
La autora de “Borges, un escritor en las orillas” agrega que el escritor “merece más lecturas que menciones, porque sus menciones se multiplicarían estéticamente de manera mucho más productiva si fuera más leído, pero es complejo descubrir su perfección. En el caso de Cortázar es más sencillo desvelar su forma. En Borges hay que conocer mucha literatura para descubrirla”.
El sudamericano más universal
La novelista y académica María Rosa Lojo dice a Télam que Borges desarrolla con éxito arrasador el programa literario diseñado en “El escritor argentino y la tradición”, la conferencia que ofreció en 1951: “Logra ser el argentino (el sudamericano) más universal, internacionaliza lo histórico/folklórico local, se apropia de los clásicos y de los excéntricos de cualquier tradición siempre que le sirvan para su proyecto único” explica y agrega: “Es un cuatrero genial y audaz que impone a todo lo que toca una indeleble marca personal por sobre cualquier yerra previa. Desde ya, le va mucho mejor que a Francisco Narciso de Laprida. Lejos de quedar hundido en ‘la noche lateral de los pantanos’, entra desde la periferia al canon occidental y ahí sigue. A tal punto que, en un país tan fisurado como la Argentina, se ha convertido en el prócer literario por antonomasia. Hoy es el San Martín de nuestras letras. Planea sobre todas las divisiones, las mira desde arriba como un cóndor andino”, dice la autora de “La princesa federal” y “Amores insólitos de nuestra historia”.
Volver a los clásicos para innovar
La escritora y periodista Silvia Hopenhayn señala por su parte que “Borges se nutre de los clásicos para crear nuevas formas (cuentos, poemas, ensayos, críticas, prólogos), que parecen provenir del impacto y el placer de lo leído. Como si hubiese hallado en el tesoro de la lengua, fórmulas (¿gemas?) para su propia escritura, que subvierte, recrea, dándonos pistas de los relatos universales, fundantes, de nuestra humanidad. Leer a Borges es como la guerra de las galaxias literarias, donde confluyen autores de siempre en actualidad permanente”, explica.
Hopenhayn, autora de la novela “Vengo a buscar las herramientas”, dice que “las novelas policiales (sobre todo las de enigma, pero también ‘negras’) fueron fundamentales”. Y detalla: Borges gozaba del género, le buscaba la vuelta y llegó a practicarlo en alguno de sus cuentos deconstruyendo sus partes, jugando con la figura del narrador-lector-detective”.
Con respecto a uno de sus relatos más conocidos dice la escritora que “‘Emma Zunz’, su cuento más distinto, tan genial y violento, protagonizado por una joven obrera, judía, virgen y asesina, en solo tres o cuatro páginas pone en juego las reglas del género, cambiando el estatuto de dos recursos fundamentales: el móvil y la coartada”. Y explica que en el taller que dictará en el marco del Festival Borges lo leerán para desglosar estos recursos, dando cuenta de su maravilloso hallazgo: “mover el móvil” en el medio del cuento, “revelando lo que Borges suele ofrecernos en todos sus relatos, lo intrínsecamente humano, en este caso, que no siempre se sabe en un policial (en la vida) a quién se quiere matar y por qué”.
Con respecto a este famoso cuento, Lojo plantea que “hay pocas heroínas en las ficciones borgeanas, en relación con los protagonistas varones. Suelen subordinarse a los valores viriles y ser funcionales a ellos, aunque no siempre. O no del todo. Emma Zunz, que tiene como objetivo central vengar la muerte de su padre, termina, sin embargo, buscando la reparación para sí misma y para su género, por el ultraje sexual al que ha debido someterse en ese proceso”.
“Algunas, como su abuela Fanny Haslam convertida en personaje, como la ‘India inglesa’ casada con un capitanejo ‘Historia del guerrero y de la cautiva’ (El Aleph), parecen estar solo acompañando a sus hombres, pero no lo hacen en forma inerte. Deciden, toman un camino, desafían. Otras heroínas se acercan a lo mítico, como la inquietante ‘Ulrica’ en ‘El libro de arena'”, acota.
El Festival Borges y tantos otras charlas, conferencias en torno al autor de “Ficciones” mostrarán todas estas distintas caras del escritor argentino más universal. Impulsada por la escritora Vivian Dragna y la editora Marisol Alonso, esta nueva edición del ‘Festival Borges’ se retransmitirá a través de YouTube.
La programación completa se puede consultar en https://www.festivalborges.com.ar/